CROACIA, DE VUELTA (1). Primero
la contemplamos en el mapa. Por arriba, el dibujo de su contorno remeda el de
una copa arbórea de brazos desiguales:
la península de Istria es el menor, y el mayor, más continental, se extiende
hasta la región de Slavonia, dentro de los Balcanes.
De norte a sur, el tronco que sustenta a esa copa se adelgaza progresivamente, hasta no ser más
que una línea que transcurre en paralelo a la costa. Incluso en un punto dado se
quiebra, para reaparecer de inmediato. Es otro país, Bosnia Herzegovina, que,
buscando un mar en que mirarse, rompe, solo un momento, la continuidad de su
vecino, con aduanas de entrada y de
salida.
De una punta a otra, en
Croacia, el Adriático, sembrado de cientos de islas, se hace paisaje. Baña la costa
con un agua límpida y calma, que no por transparente deja su azul intenso, a
veces verde turquesa, y se encuentra con una vegetación exuberante que viene
cabalgando una abrupta geografía, coronando montañas. Entre las hojas de las
encinas y de los pinos, el verano se vuelve cigarra y canta su salmodia,
monótona y chirriante.
olé olé, textos espléndidos, solo te faltan unas fotitos... mar croata de un azul imposible, me encantó, un abrazo y hasta pronto
ResponderEliminarGracias, Juan, por compartir esta visión de Croacia tan estupendamente presentada; me ha llevado a recordar nuestra visita a Dubrovnik en 1987; ¡qué lejos queda en la memoria! pero con algunos de tus fragmentos los he revivido.
ResponderEliminarComo te dice Elena, yo también te animo a que compartas algunas fotos, seguro que merecen la pena.
Un beso