martes, 11 de febrero de 2014

“EL PP O LA NADA

Es como si tuviera un virus en el ordenador. De esos que, aunque quieras, no dejan que los pierdas de vista y siempre retornan con obstinación a la pantalla. En mi caso, es el Partido Popular. No hay forma humana de que lo olvide. Pertinaz, aparece una y otra vez, para turbación de mi sosiego. Consigue superponerse a cuestiones que me interesan, con cuya recreación podría disfrutar, fuerza a que le preste atención, por más lejos de mí que lo quisiera, y no hay conjuro que me sea de utilidad para espantarlo de mis pensamientos y mi escritura.
   Al hilo de estas reflexiones, recapacito sobre unas palabras que Dolores de Cospedal pronunció en el cónclave que el partido en el Gobierno celebró recientemente en Valladolid. “Es el PP o la nada”, se atrevió a decir, sin el menor atisbo de vergüenza, con la mayor de las aposturas, como, por otra parte, tiene por costumbre, sea cual sea la desmesura verbal en la que incurra. Y de nuevo me veo metido en aquello de lo que pretendía escapar, o sea, hablando otra vez del PP, ¿lo veis?
   Claro está que ahora ya sé dónde estoy instalado, o dónde pretenden que esté. Con esa rotunda disyuntiva, se me arroja al reino de la Nada, se me niega el derecho mismo a la existencia, o, lo que es lo mismo, a pensar distinto, a mí como a tantísimos otros. Y aquí me tenéis, revolviéndome contra tamaña simplificación, escribiendo, pues, otra vez, sobre el Partido Popular, o buena parte de él.
   Qué más quisieran que poder negarnos a quienes no somos como ellos. De hecho, lo intentan. Realmente, hacen todo lo que está a su alcance por arrojarnos al vacío a los que disentimos de sus principios porque, simplemente, tenemos los nuestros.
   Pero su esfuerzo es vano, esa desmesura sí que no conduce a nada. Fuera de sus mentes, la sociedad rebosa pluralidad, es multiforme en su ideología, dista de prestar oído a afanes uniformizadotes, se levanta en desacuerdos. De un reduccionismo como el suyo se han nutrido los totalitarismos que en el mundo han sido, que perviven, todavía, aunque a menudo traten de esconderse vanamente bajo apariencias democráticas.
   ¿El PP o la nada? Qué descaro, qué soberbia, qué ignorancia, qué manera de disfrazar la propia conveniencia.

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