martes, 12 de enero de 2016

MAMÁ ÁFRICA (32): ARCO IRIS EN SORDINA

La primera imagen de las cataratas Victoria que sale de mi memoria es nocturna. Son las seis de la tarde y, tras abonar el obligado peaje, caminamos en una larga fila india, que junta a gentes de diversa procedencia y hablares asimismo diferentes. Estamos advertidos de que no hemos de disgregarnos, saliendo de la hilera que un guía abre y otro cierra, so pena de tener un mal encuentro con algún animal salvaje o de perdernos en la oscuridad. Con nuestros frontales en la cabeza, debemos de parecer, avistados desde el aire, un largo sucederse de luciérnagas, que se desplazan en procesión dibujando una línea que se curva siguiendo el sinuoso trazado del sendero.
   Un retumbar de fondo nos acompaña, persistente y fragoroso,  monótono, como hecho de una sola nota. Es el mosi-oa-tunya, el humo que truena, una metáfora que nombra a las cataratas con una plasticidad que para sí quisieran los poetas. A veces entrevemos chorros o cortinas de agua que se precipitan desde una altura inverosímil, y a los que la luz lunar arranca reflejos de plata.

   Pero a lo que verdaderamente venimos a ver tan a deshora es  el arco iris. Sólo se puede vislumbrar en la noche cuando la luna está en su plenitud, redonda y llena, y sin que medien nubes que interfieran en su resplandor. Parece como si su gama cromática se hubiese decolorado hasta que todo el espectro hubiera quedado reducido a tonos grisáceos, blancuzcos o más oscuros. De su trazado han huido el color, su contraste y su brillo, y un aire fantasmal lo impregna. Tan es como si no existiera, que las cámaras no lo registran y deja de estar en pantalla tras el clic con que pretendemos fotografiarlo. En el ánimo permanece la incertidumbre de si fue únicamente una ilusión que, no obstante, todos compartimos. De no ser porque la bruma me ha humedecido la ropa, no podría asegurar que esta incursión no haya sido producto de un sueño. Aunque son tantos los que he vivido últimamente que es para dudar de que la realidad exista.

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