lunes, 23 de octubre de 2017

ESTO NO PUEDE VOLVER A PASAR (2)

Veo una osa con un osezno, en una instantánea que me trae la prensa. Están muy quietos, en medio de un pedrero, dentro de un bosque, cerca de Cangas del Narcea, donde Asturias mira ya a Galicia. Contra lo esperable, el esbardo no se separa de su madre, no se dedica al juego o a la exploración del mundo. Ambos se tocan, de tanto que se juntan, y uno y otra dirigen los ojos al mismo punto del entorno, que acaso esté arrasando el fuego. Será esa circunstancia, pero me parece frágil la poderosa estampa del plantígrado.
    En otra página, aparece una cierva de buen porte. Quizás esté preñada, pues es tiempo de celo y berrea. Contraviniendo hábitos ancestrales, no se esconde en lo más remoto  del monte, donde un fotógrafo naturalista la haya sorprendido. Se halla en una carretera de Degaña, y nadie diría que está muerta. Tumbada sobre el asfalto, semeja durmiente, y, sin embargo, nunca despertará de ese sueño. Árboles carbonizados escoltan la vía, a un lado y otro. Pienso que, por huir del incendio, buscó refugio en la calzada, que no ardería y no pondría, en su lisura, obstáculos a la escapada. ¿Hacia dónde, si, delante y atrás, sólo fuego podía encontrar?
   Menudean en las ilustraciones de los periódicos imágenes oscuras, de campos sin pasto, de bosques de troncos negros, sin maleza, ni espesura, sin el follaje amarillo del otoño. Como si estuviese allí, percibo un calor que no viene del sol. Siento una extraña sensación de silencio, y es que me faltan trinos. ¿Qué ave habitaría esas soledades calcinadas? Y si, de paso hacia otras latitudes, detuviese su vuelo al alcanzar estos parajes, ¿le quedaría ánimo para cantar?

2 comentarios:

  1. Las criaturas del bosque son las víctimas inocentes y me producen una ternura tremenda porque las pobres no entienden, ni saben, solo sienten: miedo, dolor, inanición, perplejidad, impotencia, indefensión.
    Un beso.

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  2. Sólo desde la empatía se puede describir como lo has hecho el estado de ánimo de la fauna inocente. Gracias por tus palabras. Con ellas, el artículo está más completo.
    Un abrazo fuerte, Rosa

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